Según el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, el ente realizó inversiones históricas en el último periodo, y guardó dinero “en el fondo de estabilización” lo que impulsó un cambio en la matriz energética. Durante 2016, el 3% de las energías generadas correspondieron a combustibles fósiles y casi el 99% fueron de origen renovable.
Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi
Uruguay vive un cambio sustancial en su matriz energética, señaló el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, a la prensa, y agregó que se espera terminar 2017 con un 31% de la energía generada de origen eólico, luego de que terminen de instalarse los parques. El año pasado esta cifra fue del 22%, mientras que en el año 2013, se ubicó en el 1%. “Es una revolución, a la vez que estamos verificando que lo planificado está ocurriendo, a la vez que buscamos la mejor forma de que eso sea un beneficio colectivo”, opinó.
Consultado sobre si las tarifas podrían disminuir de la mano del aumento en la generación de energía eólica, Casaravilla indicó que las mismas “están bajando” en la medida en que se incrementa el cambio de matriz. Agregó que desde el primero de enero de 2010 hasta hoy, las tarifas han disminuido respecto al Índice de Precios al Consumo.
Según el jerarca, se ha conformado un mejor acondicionamiento económico de la empresa y, por lo tanto, “un mejor resultado para todos”. En esta línea, enumeró que “se guardó plata” en el fondo de estabilización, se aportó a rentas generales y se realizaron inversiones “históricas” en este periodo.
Por otro lado, dijo que durante 2016, de toda la generación de energía eléctrica en Uruguay, incluyendo la pos generación de procesos industriales, como pasteras, el 3% fue de energía térmica con combustible fósil. Igualmente, mencionó que la gran mayoría de esa energía se exportó. “Casi el 99%, con algunas cifras más, de la energía del año pasado fue de origen renovable y no térmico”, expresó.
En lo que va de este año se está manteniendo una tónica semejante, declaró. Se están teniendo exportaciones de acuerdo a lo previsto a los dos mercados vecinos. “Podemos decir que el aporte térmico ha sido minimizado y, en muchos casos, de exportación”, concluyó.
Alcance rural
En nuestro país, cerca de tres mil familias que viven en el campo, aún no cuentan con energía eléctrica en su hogar. El índice de electrificación es del 99,7%. Para Casaravilla, este es uno de los mayores índices del mundo, lo cual los deja conformes, pero “continúan trabajando”. Estas tres mil familias representan al núcleo duro de quienes viven en lugares con poca accesibilidad y situaciones socioeconómicas “muy complejas”.
El presidente de UTE prefirió no generar expectativas a través de fechas posibles en las que la luz pueda llegar a estos hogares, puesto que, explicó, invirtiendo el mismo dinero es más difícil de llegar a ellas, porque las distancias y los costos son “tan grandes que evidentemente uno tiene dificultades del espacio de inversión” y debe buscar, en cambio, la forma en la que no impacte sobre el resto de la empresa. “Pero como la energía eléctrica es un derecho, tenemos que seguir buscándole la vuelta”, expuso.
En este sentido, puso en relieve el aporte de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), la que, por un programa del gobierno, aporta una parte de los recursos que, normalmente, ponen las familias a la hora de solicitar electricidad en sus casas.
Asimismo, aseguró que cuando UTE coloca una nueva línea en el Interior profundo de nuestro país “pide perdón” porque, probablemente hayan llegado “muy tarde”. En esta línea, dijo: “Ya llegamos tarde y la gente se está retirando porque no tenían las condiciones de vida que la energía eléctrica ofrece”.
Casaravilla subrayó que UTE debería cobrar cinco veces más su servicio en zonas rurales dado los costos que le genera suministrarla allí, en comparación con zonas de alta densidad poblacional. “Hace muchísimos años que la energía eléctrica cuesta lo mismo en cualquier lugar del territorio, lo cual, claramente, tiene que ver con una conciencia de redistribución de la riqueza”, confirmó.
UTE se hará cargo de los costos de mantenimiento de “Luces para Aprender”
Por otra parte, el martes 30 de mayo UTE, junto a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la fundación Elecnor, firmó una adenda al convenio suscrito en 2014 en el marco del proyecto “Luces para Aprender”, aprobado en la XXII Conferencia Iberoamericana de Ministros de Educación, celebrada en Paraguay en 2011.
Esta iniciativa permitió la electrificación y conexión a internet de 82 escuelas rurales del Interior del país que aún no tenían acceso a la energía eléctrica. Esto fue posible tras la instalación de paneles solares fotovoltaicos en los centros educativos. Gracias a esto, Uruguay hoy es el primer y único país de Latinoamérica en el que el 100% de sus escuelas poseen electricidad.
Con la firma de este complemento, los paneles disponibles a partir de la llegada de electricidad a través de la red de UTE a varios de las instituciones de enseñanza, serán instaladas en hogares o emprendimientos productivos con determinadas características.
Según dijo Casaravilla, los equipos se instalarán a las familias más necesitadas de los entornos de las escuelas con un criterio socioeconómico vulnerable. Asimismo, se colocarán paneles en la Universidad Tecnológica (UTEC) de Durazno.
“Luces para aprender” tuvo un presupuesto inicial de US$ 1,5 millón, en el que el ente uruguayo aportó cerca de US$300.000. A esto se le debe agregar el costo de mantenimiento de los equipos que, a partir de ahora, deberá hacerse cargo el ente uruguayo.
Sobre esto, el jerarca expresó que “no es un costo que desestabilice los números de UTE” y que los mismos se distribuirán “de forma solidaria entre toda la demanda”, aunque calificó que generará “altos costos”, si se tiene en cuenta que las instalaciones se encuentran alejados de la caminería.