En contra de uno de los propósitos de ahorro estatal que planteó la actual administración de gobierno, el informe presentado por la Agrupación de Funcionarios de UTE (AUTE) va en línea con las intenciones del directorio. Luego de grandes desafíos como tormentas, incendios, inundaciones y daños a diferentes centrales, el ente enfrentó un récord histórico de consumo la semana pasada.
Por Ariana Vezoli | @ArianaVezoli
En los primeros meses de 2021, AUTE presentó un informe donde se identifica como “amenaza importante” ante los objetivos de la empresa la distribución etaria de la plantilla de UTE y la proyección de egresos entre 2021 y 2024, ya sea por jubilación u otros motivos.
Este análisis fue elaborado por la Comisión de Estudios del sindicato, con datos públicos del servicio de UTE y la Asesoría Económica de la cooperativa Comuna (integrada por investigadores de ciencias económicas).
En las conclusiones, se solicita la renovación e ingreso de personal para poder efectuar el cumplimiento de determinadas metas en el período antes mencionado y años subsiguientes. Además, se nombra la necesidad de incorporar nuevas tecnologías en algunos puntos para mejorar y optimizar el trato con los clientes, pero también se plantea la capacitación para poder preparar a los actuales trabajadores.
Sin embargo, esta solicitud va en contra de uno de los propósitos de ahorro estatal que planteó la actual administración de gobierno enseguida de asumir el poder. El decreto de austeridad fiscal (90/020) estableció que cada tres trabajadores que se dieran de baja, se contrataría uno, para, de esa manera, reducir en un 15% la plantilla pública.
Ante esta realidad, CRÓNICAS dialogó con Felipe Algorta, integrante del Directorio de UTE, sobre los planteamientos realizados por los trabajadores y las afectaciones que ha sufrido el servicio de electricidad en los últimos días.
“El informe de AUTE va en línea con lo que hemos perseguido desde el año pasado. Logramos que la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) accediera a una excepción respecto a los ingresos, para poder contratar un funcionario por cada baja. Internamente, hemos decidido priorizar los ingresos a áreas operativas, es decir, apuntamos al fortalecimiento de la respuesta en cuadrillas y brigadas”, manifestó Algorta.
Cabe mencionar que entre 2015 y 2020, la matrícula de UTE pasó de 6.616 a 6.178 funcionarios y que, según el director del ente, con el acuerdo se podría mantener un número que ronde los 6.100 trabajadores propios de la empresa.
En el estudio de AUTE se argumenta que la necesidad de más personal nace de las intenciones de incurrir en áreas como blockchain, inteligencia artificial y big data que proyecta la empresa para este período, además del desafío que viene representando cubrir el constante aumento en la demanda.
Sobre esto, Algorta explicó que hace años la empresa está inmersa en áreas de investigación y desarrollo tecnológico, pero eso no ha implicado la contratación de más funcionarios especializados o que los recursos se vuelquen solo a esos temas, y así se mantendrá.
“Como empresa eléctrica de vanguardia necesitamos pensar unos años para adelante, no solamente en el presente. Pero a nivel de contratación, nuestro foco está en las áreas operativas”, señaló el jerarca.
“Poca respuesta”, aducen desde AUTE
El presidente de AUTE, Gonzalo Castelgrande, en conversación con CRÓNICAS, comentó que el pedido de sumar personal a la plantilla del organismo es un reclamo de larga data, aunque remarcó que a partir de 2020 se ha agravado.
El primer instructivo para la elaboración de presupuestos que lanzó la OPP en 2015 trajo lo que Castelgrande catalogó como «porcentaje de recortes». Es decir, aquellas normativas que inducían a un gasto del 50%.
«Si se miran los instructivos de OPP de este gobierno y el pasado pareciera que lo hizo la misma persona; solamente cambia la profundidad en el recorte, agravando la situación que teníamos. Además, se le suma la eliminación de todas las vacantes hasta 2019, por lo que se perdieron cerca de 500 vacantes dentro de UTE”, aseveró el representante de los trabajadores.
En la misma línea, sostuvo que el principal argumento es que se trata de un sector muy dinámico y con un crecimiento anual de 3,5%, pero aun así se recorta personal. Agregó que la plantilla del ente está envejecida, a tal punto que un 33% de la misma tiene causal jubilatorio.
«En 2020 y 2021 se hicieron reclamos para que se atendiera esta situación. Sucesos como el apagón del miércoles en todo el país por una estación de alta tensión en Montevideo son guiñadas que demuestran falta de mantenimiento, inversión y, al no tener personal para reponer rápidamente el servicio, se demora aún más. Y en ese sentido, hemos tenido poca respuesta”, concluyó Castelgrande.
Temporada de desafíos
Además de la alta demanda energética que suelen generar las altas temperaturas de verano, UTE tuvo que enfrentar una serie de desafíos que excedían su control. La ola de calor hizo que se disparara el consumo, llegando a 2.193 MWh el 14 de enero, marcando un nuevo hito, aunque también afectó servicios. “En Solymar se quemó un transformador, producto de la presión con las altas temperaturas, y dejó a muchos clientes sin servicio”, detalló Algorta.
De la misma forma, las tormentas de enero y los incendios forestales en varias zonas del país, también afectaron el servicio en algunas localidades. “La tormenta del fin de semana afectó la ruta 26, de Paysandú a Cerro Largo, tirando más de 1.000 postes. Eso implica mucho trabajo y recursos para retornar el servicio. En tanto, las inundaciones en Montevideo dañaron varias subestaciones”, recordó el director de UTE.
Para completar un panorama incierto, la sequía impactó en varios sentidos, algunos favorables y otros no tanto. Por un lado, como Brasil no genera suficiente energía para abastecerse, crece la demanda de exportación, que en 2021 fue récord. Pero, por otro lado, la sequía también afecta los niveles de hidraulicidad, es decir, la cantidad de agua en las represas, siendo Salto Grande la más perjudicada.
“Hay un monitoreo permanente, y primero debemos satisfacer la demanda uruguaya. Pero también tenemos que ver la exportación, y no solamente como un negocio, sino por la necesidad energética de países vecinos. A su vez, está el abastecimiento de combustible que requerimos para generar energía. La situación hoy no es grave porque se está resolviendo y se podría prever. Pero mientras no tengamos grandes lluvias dependemos de forma clave del combustible para la generación de energía para el mercado interno”, advirtió.