“Malas noticias” del escenario internacional y regional condicionan la recuperación económica local

Webinar de la CCSU, “Coyuntura Económica: cierre 2022 y proyecciones 2023”

China confirma su enfriamiento, el mundo desarrollado continúa endureciendo su política monetaria, los precios de los commodities registran fuertes caídas, y Argentina y Brasil no traen buenas noticias. En este complejo escenario internacional y regional, fue que se confirmó el estancamiento de la economía uruguaya durante el tercer trimestre del año, que marcó “un freno importante” de la actividad.

El Departamento de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CCSU) realizó su última actividad de Coyuntura Económica de 2022, a cargo de la economista Ana Laura Fernández, con un balance del cierre del año y las proyecciones para 2023.

En cuanto al contexto internacional, Fernández explicó que “la situación no ha cambiado” respecto a informes anteriores, pero existe “una confirmación del enfriamiento de la economía china” que persiste en su política de “covid cero”, con estrictos confinamientos. Ello ha repercutido en la actividad económica del país, pero también a nivel político, con manifestaciones que llevaron a “cierta flexibilización” de las medidas.

Eso hizo que las proyecciones de crecimiento para el año se fueran corrigiendo a la baja “trimestre a trimestre”, y actualmente se espera que China cierre el 2022 con un crecimiento de 3,3%. A su vez, se espera una leve aceleración en 2023 a 4,6%, pero manteniéndose lejos de los niveles de crecimiento prepandemia, que superaban el 6%.

“Las noticias de China no son para nada optimistas”, valoró Fernández, argumentando que esta situación impactará en Uruguay, no solo por una menor demanda directa, sino por la incidencia de esta desaceleración a la baja de los precios internacionales de los alimentos.

En cuanto a EEUU y la Eurozona, explicó que la recuperación económica pospandemia “se está agotando”, se ha incrementado la inflación internacional y ha llevado a un endurecimiento de la política monetaria. Esta política antiinflacionaria tiene un impacto directo en las economías avanzadas, pero también incide sobre nuestro país y en los precios internacionales de los alimentos.

En este caso, “la buena noticia” es que la inflación mundial parece haber comenzado a ceder, lo que genera correcciones a la baja en las expectativas inflacionarias y una moderación en el ritmo de endurecimiento de la política monetaria.

Los menores niveles de actividad económica en las principales economías están incidiendo sobre los precios de los alimentos, que cayeron un 13,5% tras haber alcanzado su pico en mayo de 2022. No obstante, Fernández destacó que estos aún se mantienen un 53% por encima de valores prepandemia, y los últimos datos dan muestra de una detención de la caída.

Brasil y Argentina

En cuanto a la región, Fernández explicó que Brasil atraviesa por una fase de crecimiento muy bajo, y en particular las proyecciones para 2023 se ubican cercanas al 0,8%, e incluso hay quienes hablan de estancamiento, “lo cual no es una buena noticia”.

En cuanto a la política comercial de Brasil, comentó que “está claro que hay un sector agroexportador que necesita abrirse al mundo, y por eso Brasil continuaría atravesando ese camino de apertura”. Fernández evaluó que “va a ser clave para nuestra economía saber cómo se posicionará en los principales mercados”.

En el caso de Argentina, la experta de la CCSU señaló que también atraviesa una fase de menor crecimiento y una proyección a futuro, también de muy bajo crecimiento. A eso se suma un convulsionado escenario electoral político y social, proyecciones en materia de inflación cercanas al 100%, y una brecha cambiaria que continúa expandiéndose. “No vemos grandes cambios en 2023, quizás en 2024 con un dólar que no aumente tanto y la inflación moderándose, pueda cambiar”, sostuvo.

“El shock argentino, economía barata y empobrecida, se presenta de forma permanente y opera como una restricción al dinamismo de la economía uruguaya”, agregó.

Economía uruguaya

En este marco internacional y regional fue que se confirmó el estancamiento de la economía uruguaya durante el tercer trimestre del año, algo que ya se venía anticipando debido al comportamiento de algunos indicadores adelantados.

Fernández explicó que el agro y la industria atraviesan por un escenario de caídas, relacionadas a un contexto de descensos en los precios internacionales de los alimentos y un deterioro de la demanda externa, fundamentalmente en la segunda mitad del año. En particular, señaló que la cadena cárnica se ha visto afectada por esta nueva coyuntura.

En el caso de la construcción, si bien las obras de UPM 2 están finalizando, todavía inciden positivamente todas las obras conexas al proyecto, así como el impulso en la construcción de viviendas.

Diferente fue el comportamiento de “Comercio, restaurantes y hoteles” y “Transporte, almacenamiento y comunicación”, que mantienen su fase de crecimiento. Sin embargo, Fernández explicó que estos sectores habían sido los que mayores dificultades de recuperación tuvieron tras la pandemia.

Desde un enfoque del gasto, la experta destacó que la inversión cayó un 10% por el efecto de UPM 2, y si bien las exportaciones de bienes y servicios siguen mostrando crecimiento, en los últimos informes de comercio exterior se ha constatado una caída de las exportaciones de bienes. 

En cuanto al crecimiento del consumo privado, sostuvo que fue uno de los componentes a los que más le costó recuperar tras el impacto de la pandemia, por lo que su expansión “tiene más que ver con un rebote, que con dinamismo genuino”.

“Con estos datos, se ve un freno importante de la actividad”, sostuvo Fernández, estimando que en el último trimestre posiblemente haya continuado una situación de estancamiento, cerrando el 2022 con un crecimiento de 5,5% en promedio, pero que en buena medida sería por efecto rebote. Para 2023 se proyecta una tasa “cercana al 2%”.


“Lo fundamental es construir una economía competitiva”

En cuanto a la actividad del sector comercio y servicios, Fernández recordó que en el tercer trimestre se observó “un leve crecimiento” tras una contracción en el segundo. Detalló que la caída se concentró principalmente en las microempresas (-9,9%), mientras que las grandes empresas lograron revertir la fase de contracción del trimestre anterior.

Por su parte, y asociándolo al problema cambiario con nuestros vecinos, señaló que las empresas que registran mayores contracciones en sus ventas son aquellas ubicadas en la región “Interior-Litoral, Centro y Noreste”.

En cuanto a los servicios, indicó que fueron “los que más sufrieron en pandemia y a los que más le costó salir”, y si bien mantienen una fase recesiva, se destacó el buen comportamiento de las agencias de viaje por el efecto rebote.

Por otra parte, mencionó algunos rubros que atraviesan una fase de contracción generalizada, como “Materiales de construcción, ferreterías y pinturerías” y “Cuidado personal” (sector muy afectado por la diferencia de precios en frontera).

En cuanto al mercado laboral, se destaca el aumento en la cantidad de ocupados respecto al año anterior, aunque advirtió que ello responde al crecimiento de la primera mitad del año, ya que en los últimos meses se observó un estancamiento.

Fernández también destacó que hubo un aumento de las empresas cotizantes y de los puestos de trabajo cotizantes. “La salida de la pandemia generó no solo un crecimiento del mercado de trabajo, sino una mayor formalización”.

Respecto al dólar, si bien interpretó que su depreciación respecto al peso deteriora la competitividad del país, subrayó que, como solución de fondo, Uruguay debe apuntar a reducir las “barreras a la competitividad” que le permitan reducir su “costo país”. Ello incluye atender la inserción internacional, inversión en infraestructura, política tributaria, relaciones laborales, educación y capacitación, regulaciones internas y funcionamiento del Estado.

“Lo fundamental es construir una economía competitiva. Ese va a ser el motor para nuestra economía y para nuestra sociedad”, subrayó.