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Adicciones en Uruguay: una emergencia silenciada
Fecha de publicación: 15/08/2025
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Por Edward Holfman | @EdwardHolfman

Joaquín tenía 14 años cuando probó por primera vez la pasta base, en una esquina de su barrio. A los 16 abandonó el liceo. A los 18 ya había estado en dos clínicas de desintoxicación. A los 21, acumulaba tres antecedentes penales.

“Me ofrecieron para relajarme, para olvidarme de todo. Después, no pude salir”, cuenta hoy con 29 años y un largo camino de ida y vuelta con las adicciones. 

Nació en un entorno familiar marcado por la violencia y el abandono. La calle fue refugio, pero también su trampa.

En la cárcel conoció a voluntarios que trabajaban con personas con consumo problemático. Por primera vez, alguien le preguntó cómo se sentía, no solo qué había hecho. Ese fue el inicio de su recuperación.

Hoy vive en una casa de medio camino, trabaja como ayudante en una panadería y sueña con terminar UTU. “Hay días en los que quiero desaparecer. Pero aprendí que vivir también puede doler y aun así vale la pena”.

Historias como la de Joaquín no son excepciones. Son el rostro oculto de una emergencia que Uruguay no puede seguir ignorando.

Uruguay enfrenta una de las crisis más profundas y menos visibilizadas de los últimos tiempos, la de las adicciones. Pese a los esfuerzos institucionales y a la existencia de algunos programas asistenciales, el consumo problemático de sustancias se expande en todas las franjas sociales y etarias, dejando una estela de daño físico, emocional y social que amenaza con desbordar el sistema.

Un diagnóstico urgente

La Secretaría Nacional de Drogas ha advertido, en sus últimos informes, sobre un incremento sostenido en el consumo de cocaína, pasta base, alcohol y psicofármacos sin receta. En paralelo, aumentan los casos de adicción cruzada (uso simultáneo de más de una sustancia) y el inicio precoz en adolescentes.

La situación es especialmente crítica en los sectores más vulnerables, donde la adicción convive con la exclusión, la violencia, el desempleo y el abandono. Pero también en sectores medios y altos se observan nuevos patrones de consumo, uso recreativo los fines de semana, dependencia funcional a medicamentos, normalización del alcohol como válvula de escape emocional.

A nivel sanitario, Uruguay carece de un sistema público robusto de atención a las adicciones. Los centros especializados son escasos, las listas de espera se prolongan durante meses y muchas veces la atención termina llegando en las organizaciones sociales o religiosas con pocos recursos y escasa supervisión técnica. El sistema educativo, por su parte, apenas logra prevenir, y la respuesta penal se concentra más en criminalizar al adicto que en rehabilitarlo.

El costo invisible

El costo de las adicciones no se mide solo en vidas truncadas. Tiene impactos directos en la salud pública, en el ausentismo laboral, en la violencia doméstica, en la deserción educativa, en el delito asociado al consumo. Cada adicción no tratada es una bomba de tiempo que multiplica problemas y perpetúa círculos de exclusión.

¿Qué hacer frente a esta emergencia?

Uruguay necesita un Plan Nacional Integral sobre Adicciones con carácter urgente. Algunas propuestas clave:

1. Tratamiento como derecho: crear una red nacional de atención gratuita, con centros de tratamiento ambulatorio y residencial, multidisciplinarios, financiados por el Estado y auditados por el Ministerio de Salud Pública. Ninguna persona en situación de consumo debe quedar sin respuesta.

2. Prevención real y sostenida: no basta con charlas esporádicas. Se necesita educación emocional y prevención estructural en las escuelas, trabajando desde la infancia en la resiliencia, el vínculo y la salud mental.

3. Formación y articulación: capacitar policías, docentes, médicos y operadores sociales en el abordaje del consumo problemático. Articular a INAU, Salud Pública, Mides y la Justicia con una lógica de red, no de compartimentos estancos.

4. Reinserción y oportunidades: recuperar a una persona con adicciones es también ofrecerle otra vida posible. Programas de empleo protegido, formación laboral, cupos en viviendas y apoyo psicológico sostenido deben formar parte del modelo.

5. Datos y evaluación constante: las políticas públicas deben guiarse por evidencia. Uruguay necesita indicadores actualizados, diagnósticos territoriales y mecanismos de evaluación permanente.

Cinco frases que impactan

Palabras que despiertan conciencia, el rostro humano de las adicciones, voces que interpelan, verdades que duelen, palabras que sanan, adicciones sin estigmas, más allá del consumo, lo que dicen quienes comprenden el dolor.  

Escuchar para entender, cuando hablar salva, reflexiones desde la salud y la empatía. Adicción y humanidad, las cinco frases que impactan y conmueven, no es el vicio, es el dolor, son palabras para mirar distinto.

1- Dr. Gabor Maté, experto en adicciones y trauma: "No preguntes por qué la adicción, pregunta por qué el dolor". Esta frase destaca que detrás de toda adicción hay una herida emocional sin sanar.

2- Dr. Carl Hart, neurocientífico y psicólogo: "La adicción no es un defecto moral. Es una respuesta humana a contextos de sufrimiento, desigualdad y desesperanza". Una crítica profunda a los prejuicios sociales sobre el consumo problemático.

3- Dra. Nora Volkow, directora del NIDA – Estados Unidos: "La adicción es una enfermedad del cerebro. No es una elección ni una falta de voluntad". Aporta una visión científica que ayuda a derribar el estigma.

4- William White, historiador de las adicciones y pionero del enfoque de recuperación: "Nadie se recupera solo. La conexión humana es más poderosa que cualquier sustancia". Enfatiza el rol de la comunidad y el apoyo en los procesos de recuperación.

5- Dr. Maté, nuevamente por su enorme influencia en el tema: "Si querés entender la adicción, mira no a lo que la droga hace en el cuerpo, sino a lo que le falta al alma". Una reflexión que conecta lo clínico con lo existencial.

Son apenas cinco frases, cinco definiciones breves, pero profundas, cinco miradas de expertos y profesionales que desde la ciencia y la experiencia se atreven a poner en palabras lo que muchos prefieren callar.

Hablan de un tema sensible, complejo, atravesado por el dolor, la exclusión y la incomprensión. Un tema que incomoda, pero que no puede seguir siendo ignorado.

Las adicciones no son solo un problema sanitario, son también un grito social y más difícil que entenderlas es encontrar soluciones adecuadas. Pero más peligroso aún es no buscarlas, porque lo que falta en Uruguay no es información.

Lo que falta es una política pública que escuche y que actúe en consecuencia, con urgencia, con decisión y principalmente con humanidad.

(*) Consultor y analista senior en seguridad, crimen organizado y terrorismo. Director de The Guardian Group.

Buenos Aires 484, CP 11000, Montevideo, Uruguay
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