A más de un año de la aprobación de la Ley del Operador Inmobiliario, el sector sigue a la espera de su reglamentación. “Tenemos un marco jurídico aprobado, ya hace un año”, señaló el vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria Uruguaya (CIU), Matías Medina, en conversación con CRÓNICAS.
Según explicó, la Comisión Interinstitucional que integran presentó una propuesta de reglamentación al Ministerio de Educación y Cultura (MEC) en abril de este año. “Pasaron muchos meses y se dijo: vamos a presentar un proyecto; lo presentamos, pero no tuvimos más respuesta”, recordó. La iniciativa, elaborada junto a los asesores legales del sector, busca facilitar el trabajo del Estado. “Queríamos ayudar, porque sabemos que a veces tiene otras prioridades, faltan manos. Nos agradecieron, lo recibieron y no mucho más”, resumió.
Ante la falta de avances, decidieron expresar su preocupación públicamente a través de un comunicado. Medina explicó que el objetivo no es confrontar, sino “ponerse a las órdenes”. “Ya se lo planteamos al intendente, a la ministra de Vivienda, y ahora estamos generando otra instancia con el Ministerio para ver cuándo vamos a ser recibidos”, comentó.
La CIU reclama la definición de un cronograma de trabajo que permita transparentar los pasos hacia la implementación. “Un cronograma público y verificable nos llevaría a tener las primeras reuniones y determinadas entregas. Hay muchas inmobiliarias que no tienen empresa abierta, ni registro en el Banco de Previsión Social (BPS), Dirección General Impositiva (DGI), o número de Senaclaft (Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo)”, apuntó.
Advirtió que la demora “genera asimetrías competitivas” y que el problema tiene dos dimensiones. “Una es para el consumidor final, que sufre la mala praxis o las estafas de personas que dicen ser operadores y no lo son. Hay casos en que se vende una propiedad y ni siquiera interviene un escribano”, explicó. La otra, añadió, es la competencia desleal. “Hay estudiantes que hicieron el curso de operador, abrieron su empresa y pagan impuestos, y compiten con otros que no están inscriptos ni capacitados. Eso desalienta a los jóvenes que quieren salir adelante”, enfatizó.
“Prometen comisiones y formación”
El dirigente también expresó su preocupación por la proliferación de cursos rápidos y sin aval académico que brindan algunas inmobiliarias. “Se ofrecen cursos de 48 horas que prometen comisiones y formación que después en la práctica son inviables”, lamentó. En ese sentido, la cámara trabaja para orientar a quienes desean capacitarse “hacia los canales ideales de formación”.
Medina remarcó que el espíritu de la norma no es restrictivo, sino integrador. “La ley lo que busca es formalizar, no busca excluir”, sostuvo. Explicó que el texto legal contempla mecanismos de regularización para quienes ya ejercían la actividad desde hace años sin contar con el título de operador. Señaló que esta cláusula, “denominada especial”, establece un plazo de gracia para esas personas, y precisó que “durante el año anterior a la promulgación de la ley serán inscritos en el registro los operadores inmobiliarios mediante constancia de inscripción en BPS, DGI, Ministerio de Trabajo y Senaclaft”.
40 años de trabajo
El vicepresidente de la CIU subrayó que la aprobación de la ley fue el resultado de un proceso histórico. “La ley le costó más de 40 años de trabajo al sector. Fue votada por todos los partidos: el Frente Amplio, el Partido Colorado, el Partido Nacional y Cabildo Abierto”, destacó. Por eso, consideró que “no reglamentarla sería una señal muy negativa, no ya para un gobierno, sino a nivel país”.
El reclamo de la cámara, insistió, busca acompañar el proceso institucional. “Nosotros estamos para ayudarnos, no para quejarnos, sino para que salga todo adelante por el bien de todos”, expresó. “Estamos a tiempo, porque esto también tiene que ver con la imagen del país. Cuando uno va a captar un inversor, tiene que poder ubicar a las personas, controlar y profesionalizar. Eso es lo que tratamos de lograr”, finalizó.