En diálogo con CRÓNICAS, Gustavo Mancebo, gerente del Centro de Industriales Panaderos del Uruguay (CIPU), explicó que el objetivo de la institución es “formar profesionales capaces de unir la técnica con la tradición”. Con más de 40 años de trayectoria, el ITP ofrece formación integral en panadería, pastelería y áreas afines, con cursos de nivel básico, intermedio y avanzado.
“Contamos con una propuesta dirigida tanto a quienes se inician en el oficio como a quienes buscan perfeccionarse”, señaló. Además de las clases teóricas y prácticas, el instituto ofrece talleres específicos sobre técnicas modernas, panadería saludable, tecnología de la panificación, gestión de negocios y uso de nuevas herramientas tecnológicas.
El centro recibe estudiantes de distintos perfiles: jóvenes que buscan una salida laboral, trabajadores del sector que quieren especializarse y emprendedores que desean profesionalizar su negocio. Por otro lado, destacó que también reciben estudiantes del interior del país “y migrantes que encuentran en este oficio una oportunidad laboral concreta”, agregó.
Consultado sobre la importancia de la formación técnica en un rubro que históricamente se aprendía de forma artesanal, Mancebo afirmó que “la capacitación no reemplaza la tradición; convierte a la persona en un profesional del sector”. En su visión, el aprendizaje técnico permite garantizar estándares de calidad, incorporar nociones de higiene, control de procesos, conservación y costos, y elevar el nivel de la producción.
“La formación técnica eleva la calidad del producto y mejora las condiciones laborales. Permite que la panadería sea una opción real de desarrollo personal y económico”, subrayó. A su entender, un profesional capacitado maneja mejor las materias primas, reduce el desperdicio y cuida cada detalle del producto final. “Un pan elaborado por alguien formado en el ITP no solo es más rico; es más seguro, más uniforme y más competitivo”, puntualizó.
Finalmente, el entrevistado destacó que la panadería sigue siendo “una salida laboral sólida y que enaltece a la persona”. El desafío, añadió, es mantener activa la esencia del oficio al tiempo que se incorporan nuevas herramientas. “Desde el ITP trabajamos para que cada estudiante salga con las habilidades necesarias para crecer, innovar y hacer de este oficio una carrera con futuro”, concluyó.