-¿Qué balance hace de la situación actual de la vivienda?
-La situación de la vivienda en Uruguay refleja avances en términos de stock, pero también enormes desafíos en materia de acceso y calidad. Aún hay decenas de miles de hogares con carencias críticas: pisos de tierra, hacinamiento, problemas de saneamiento y falta de energía eléctrica. El costo de acceder y sostener la vivienda es además uno de los principales condicionantes: un inquilino promedio destina una cuarta parte de sus ingresos al alquiler, y en los hogares más pobres esa carga llega a casi un 40%. La infantilización de la pobreza vuelve aún más urgente esta agenda: un tercio de las niñas y los niños menores de seis años viven en hogares bajo la línea de pobreza monetaria y multidimensional.
A esto se suma la magnitud del fenómeno de los asentamientos irregulares, que continúa siendo una de las expresiones más visibles de la desigualdad urbana y territorial. Hoy existen 667 asentamientos en todo el país, donde viven más de 150.000 personas en condiciones de precariedad habitacional y con fuertes carencias de infraestructura y servicios básicos.
La política de vivienda debe garantizar un hábitat digno, accesible y sostenible, priorizando a quienes enfrentan mayores dificultades para acceder y permanecer en una vivienda adecuada.
-¿Cuáles son los principales incentivos que el Ministerio planea impulsar para dinamizar inversiones en el sector de la construcción?
-La construcción es motor de nuestra economía y también una infraestructura estratégica para el desarrollo social y territorial. Cada obra genera empleo, moviliza cadenas de insumos, fortalece a las pequeñas y medianas empresas y transforma comunidades. El compromiso es que ese potencial dinamizador esté al servicio de quienes más lo necesitan, orientando cada recurso hacia mejorar el acceso a la vivienda.
En este sentido, estamos impulsando un conjunto de herramientas. El Programa Primera Vivienda facilitará créditos de hasta el 95% del valor del inmueble, reduciendo la exigencia de ahorro previo y dando oportunidades a jóvenes y familias que hoy están fuera del sistema. Ponemos en marcha un sistema de alquiler social que permitirá a más de 6.000 hogares acceder a viviendas nuevas o recuperadas, lo que implica obra y rehabilitación.
Un capítulo fundamental es la reorientación del programa Entre Todos, con subsidios ajustados al régimen general del Ministerio, llamados a beneficiarios gestionados directamente por nosotros y la priorización de proyectos de hasta 100 unidades en suelos urbanos bien conectados. Además, la garantía SIGA Entre Todos se concentrará en empresas pequeñas y proyectos en el interior del país, ampliando la cobertura territorial.
De esta manera, no solo dinamizamos la construcción como industria nacional, sino que la orientamos a resolver necesidades habitacionales reales. Nuestro compromiso es claro: que cada herramienta y cada inversión se traduzcan en un acceso más justo a la vivienda.
-¿Cómo evalúa el papel de la industria de la construcción en la economía nacional, sobre todo en lo que refiere a la vivienda?
-La construcción es estratégica para el desarrollo del país. No es un sector más: es la puerta de entrada a más empleo, más inversión y más oportunidades para miles de familias.
En vivienda, su papel es doble: motor económico y herramienta de inclusión social. Cada peso invertido se multiplica: genera trabajo en todo el territorio, dinamiza industrias vinculadas, mejora barrios y fortalece la cohesión social. Programas como Mevir, Más Barrio, Mejoramiento de Barrios y Plan Juntos no solo significan viviendas, sino también infraestructura, saneamiento y espacios de convivencia que transforman la vida de las comunidades.
Además, en el marco de la Ley de Vivienda Promovida, los proyectos seguirán ingresando a través de los mismos mecanismos establecidos, pero su análisis específico será realizado en la órbita de la Comap. Esto permite mantener la coherencia con la política general de promoción de inversiones, mientras que el Ministerio de Vivienda conserva el rol de conducción y orientación de la política habitacional, asegurando que la construcción siga siendo motor de desarrollo y al mismo tiempo garantice el acceso de más familias a una vivienda adecuada.
-¿Qué importancia tiene para esta administración fomentar una construcción más sostenible y eficiente?
-La sostenibilidad es un eje transversal de nuestra política habitacional. Recuperar viviendas existentes puede costar hasta tres veces menos que construir una nueva, lo que optimiza recursos públicos y reduce la huella ambiental. Estamos avanzando en la Segunda Estrategia Nacional de Acceso al Suelo Urbano, que busca reutilizar inmuebles vacíos y degradados.
Además, trabajaremos con universidades y centros de investigación para innovar en materiales y soluciones que enfrenten el cambio climático. Queremos construir más y mejor, pero también con visión de largo plazo: comunidades sostenibles, inclusivas y resilientes.
Con programas como Más Barrio, integramos de manera sostenible la vivienda con infraestructura, transporte público y espacios comunitarios, porque entendemos que el hábitat no es solo la vivienda en sí, sino también el entorno en el que se desarrolla la vida cotidiana.
-¿Cuáles son los principales lineamientos para esta gestión?
-El Plan Quinquenal de Vivienda y Hábitat 2025-2029 es nuestra hoja de ruta. Define cinco lineamientos estratégicos: emergencia y vulnerabilidad, acceso y permanencia, integración urbano-rural, suelo urbano y gestión del sistema público. No se trata solo de metas, sino de un compromiso con la transparencia y la participación social, a través de un monitor público de vivienda y mecanismos de seguimiento abierto.
Mi convicción es que el Ministerio de Vivienda debe estar más cerca de la gente, trabajando barrio a barrio, junto a las familias y con todos los actores del sistema público y privado. La vivienda es el punto de partida para que cada persona pueda desarrollar su proyecto de vida. Es también la infraestructura que sostiene un país más justo, más integrado y más sostenible.
-¿Qué reflexión le merece este Día de la Construcción?
-Este día es una oportunidad para reconocer el aporte de un sector que no solo levanta edificios, sino que también construye futuro. La construcción sostiene miles de puestos de trabajo, multiplica inversiones y, al mismo tiempo, es una de las herramientas más poderosas para garantizar derechos.
Pero también es un sector que refleja como pocos la capacidad de nuestro país para proyectarse hacia adelante. La construcción integra a empresas, trabajadores, profesionales, cooperativas y al Estado en un mismo objetivo: transformar realidades a través de la obra pública y privada. Es un sector que innova, que incorpora nuevas tecnologías, que requiere mano de obra calificada y que abre oportunidades en todo el territorio, desde las grandes ciudades hasta las localidades más pequeñas.
Cada obra significa más que metros cuadrados: significa un hogar que deja atrás la precariedad, un barrio que gana servicios, una comunidad que se fortalece. Por eso, en este Día de la Construcción quiero destacar que hablamos de una industria clave para el desarrollo del país: motor económico y social, pero también sector estratégico para pensar el Uruguay del futuro, capaz de generar crecimiento con equidad, inclusión y sostenibilidad.