-¿Qué momento viven las exportaciones uruguayas sobre el final de 2025 y qué preocupaciones tiene el sector?

-Con los números cerrados a noviembre tenemos un incremento en relación a las exportaciones del año pasado de un 4%, lo cual para nosotros es una buena noticia porque en 2024 habíamos tenido una suba importante, o sea que nos estamos comparando con un año que ya había sido significativo desde el punto de vista del desempeño exportador.

Cuando se inició el año, las proyecciones de Uruguay XXI daban un entorno de crecimiento del 2%. A noviembre, con todo el contexto que se dio en 2025 —recordemos que ni bien arrancó empezamos con las noticias del Liberation Day y los aranceles de Estados Unidos junto a las contramedidas de otros países que nos hicieron repensar las cadenas de suministro—, si tuviera que calificar el año sería absolutamente volátil, porque a veces había marchas y contramarchas, ya que los flujos de exportación de Uruguay hacia Estados Unidos no son únicamente por un canal directo, sino que en muchos casos los productos pasan por un tercer país.

Además, vimos caer el tipo de cambio, que dentro de las preocupaciones por supuesto que está esa, y si bien hubo meses en los que correspondió a movimientos de la divisa americana en términos generales y en todo el mundo, en otros meses en Uruguay la cotización del dólar bajó más que en otros lugares comparativamente, aparte de que tenemos que pensar en las estructuras de costos locales.

-¿Cómo evalúan los anuncios de adhesión de Uruguay al Cptpp, la inminente resolución de las negociaciones Mercosur-UE y el avance de Mercosur-EFTA?
-Cuando los tres acuerdos estén confirmados y ratificados, el Mercosur tendría acceso a un mercado de más de mil millones de personas y el 30% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Es muy significativo y muy grande la puerta que se está abriendo, lo vemos con mucha esperanza, aunque obviamente todo va a tener sus tiempos y los acuerdos están en distinto nivel de madurez. Hay oportunidades para distintos nichos de productos agroindustriales y no agroindustriales, oportunidades de inversión, de que las empresas de estos países vean a Uruguay con un potencial y con un nivel de certidumbre que les permitan ser el pie de apoyo dentro del Mercosur y para que no solamente nos desarrollemos desde el punto de vista comercial, sino también desde las inversiones que se asienten en el país para abastecer el mercado. 

-¿Qué espera la UEU para 2026?

-Soy optimista por naturaleza. Creo que tenemos que prepararnos para poder ser los primeros en ser beneficiados con los acuerdos. Empezar a tender redes con los nuevos destinos —en los casos en los que no tengamos contactos comerciales—, trabajar mucho para estar presente en estos mercados, explorar sus inquietudes y sus necesidades de abastecimiento. Vamos a estar diseñando distintos programas para acercarnos, pero también para tratar de decodificar, para cada empresa, para cada industria, cuáles son los nichos y cuáles son los productos donde mayor beneficio pueden obtener y donde haya alguna medida fitosanitaria o regulación en la que requieran asistencia, también poder colaborar. En aquellas empresas que son exclusivamente de servicios, también trabajar mucho para alcanzar las condiciones que necesitan para ser competitivas y mantener los puestos de trabajo que tienen en Uruguay.

-¿Qué otras medidas o decisiones considera que requiere el sector para potenciarse?

-Dentro de otras las positivas del año no tenemos que olvidar las primeras medidas anunciadas por el MEF de reducciones de tasas, digitalizaciones de procesos, mejoras a la agilidad, la Ventanilla Única de Inversiones. Son pasos en el sentido correcto de decir que estamos en un mundo en el que se requiere agilidad. El timing es algo muy importante para hacer negocios. Entendemos que hay que seguir profundizando en ese sentido y seguir haciendo la cuenta fina de los costos para poder optimizarlos. Dentro de la agenda de prioridades del sector exportador, los pilares son la inserción internacional, la logística y la conectividad, que son fundamentales porque si nosotros no llegamos con los productos en tiempo y forma y con un costo competitivo, lo que conseguí de desgravación arancelaria lo anulo con llegadas tarde, pérdida de confianza de los clientes o costos adicionales que agrego a la cadena por el transporte. 

Además, en materia de sostenibilidad estos mercados son altamente exigentes. Uruguay ha sido pionero y ya tiene una base de energías prácticamente renovables en su totalidad, trazabilidad de ganado y prácticas medioambientales de cuidados de montes nativos, entonces los exportadores deben seguir certificándose en esos rubros. Recordemos que sostenibilidad no es únicamente cuidado del medioambiente, sino que también están los factores relativos a lo social y a la gobernanza. En la UEU tenemos el Sello de Gestión Sostenible UEU – LATU y hoy tenemos más del 20% de las exportaciones del Uruguay con algún nivel. Se desarrolló porque las empresas necesitan asistencia en los primeros pasos que hay que dar. A todo esto hay que dedicarle tiempo y recursos. Desde la política pública se podrían aportar incentivos positivos para que las empresas sigan profundizando su trabajo porque en momentos de márgenes muy ajustados corremos el riesgo de dejar determinadas prácticas.

-¿Cómo monitorean el puerto tras haber perdido escalas y ser el epicentro de una serie de conflictos sindicales? 

-Los conflictos pueden ser la punta de un iceberg o algo visible, pero la realidad es que la conectividad se vio resentida durante todo el año. Hay varios factores, no solo está que algunas líneas ya no pasan por Montevideo, sino también un tema de que la mercadería, por el roleo de buques, termina esperando en el puerto en lugar de ser embarcada en el momento que estaba previsto. 

Hay una situación internacional en la que se está dando una concentración en determinados puertos. Montevideo no tiene una escala y una cantidad de movimientos que vaya a hacer la diferencia, entonces tenemos que pensar en diversas estrategias: en cómo conseguir mercadería de la región para hacer que el puerto de Montevideo tenga más movimientos y sea más atractivo pasar, y también trabajar en nuestra eficiencia y costos para que el flujo de conexiones y líneas se siga profundizando. 

En octubre lo que pasó fue que tuvimos primero una semana —del 2 al 8— y después otras interrupciones intermitentes que hicieron que en ese mes el movimiento de contenedores en Montevideo se redujera un 40%. El impacto en costos y reputación fue muy fuerte.

-¿Está superado hoy?

-No, de hecho, en diciembre estamos teniendo nuevas interrupciones. Nosotros no vamos al análisis de un conflicto puntual, vamos al análisis del puerto en su conjunto. ¿Los roleos de buques mejoraron? No. ¿Las interrupciones en el servicio las seguimos teniendo? Sí, en menor medida. ¿Tenemos más carga que pase por Montevideo? No. Decimos que el tema del puerto es un tema que tiene que seguir en agenda porque va más allá de un conflicto en particular, es una situación que tenemos que abordar como estrategia del país en su conjunto.