A días de finalizar el año, se conocieron los datos del nivel de actividad de la economía uruguaya correspondientes al período julio-setiembre. Las cifras mostraron señales de estancamiento por primera vez tras ocho trimestres consecutivos de crecimiento.
Si bien se espera que la economía cierre el año en expansión y no ingrese en una fase contractiva en el próximo trimestre, este resultado introduce una mayor dosis de cautela sobre la evolución de la actividad.
En este contexto, Uruguay enfrenta un escenario internacional y regional desafiante: mientras algunos sectores podrían mostrar dinamismo en el último tramo del año, otros continúan enfrentando dificultades.
Cifras
De acuerdo con el Banco Central del Uruguay (BCU), el Producto Interno Bruto (PIB) creció 1,2% interanual en el tercer trimestre de 2025, mostrando una desaceleración frente al aumento de 2,3% registrado en el trimestre previo. El crecimiento estuvo impulsado, en parte, por el comercio y otros servicios, aunque fue contrarrestado por el desempeño de la industria, afectada por la avería de la boya petrolera de José Ignacio.
En términos desestacionalizados, la actividad económica se contrajo 0,2% en el período julio-setiembre respecto al trimestre inmediatamente anterior, lo que marca la primera caída trimestral tras ocho trimestres consecutivos de crecimiento.
PIB de Uruguay, variación trimestre inmediatamente anterior, serie desestacionalizada

Fuente: elaboración propia en base a datos del BCU.
Por sectores
Según el informe del BCU, desde el punto de vista de la producción, el desempeño fue dispar entre los distintos sectores de actividad. Entre aquellos que mostraron una evolución expansiva se destacan el Comercio, Alojamiento y Suministro de comidas y bebidas; Salud, Educación; Actividades inmobiliarias; Otros servicios y Servicios financieros.
Dentro del agregado de Comercio, Alojamiento y Suministro de comidas y bebidas, la actividad comercial mostró un crecimiento tanto en los servicios mayoristas como minoristas, impulsado por una mayor comercialización de granos de soja, combustibles importados y bienes de consumo importados, entre los que se destacan la carne, los productos farmacéuticos y los textiles. En contrapartida, los servicios de alojamiento y suministro de comidas y bebidas presentaron un desempeño negativo, explicado por una menor demanda de turistas no residentes, que fue parcialmente compensada por el aumento de la demanda interna.
En el caso de Salud, Educación, Otros servicios y Actividades inmobiliarias, el desempeño expansivo se explicó principalmente por una mayor producción en las actividades recreativas y, en menor medida, por el crecimiento de los servicios de salud y educación.
Por su parte, en los servicios financieros, una de las principales razones del crecimiento fue la expansión de la intermediación financiera en moneda nacional.
En la vereda opuesta, algunos sectores registraron un comportamiento contractivo en el período analizado. En el sector agropecuario, pesca y minería, se destacó la contracción del valor agregado de la silvicultura, asociada a una menor producción de rolos de madera para la industria de celulosa y a menores exportaciones. En contraste, la actividad pecuaria mostró un crecimiento, explicado por el aumento de la faena de ganado vacuno y una mayor remisión de leche a plantas industriales.
La industria manufacturera también registró una caída en su nivel de actividad, producto de la paralización de la refinería como consecuencia de la avería de la boya petrolera de José Ignacio. Otros rubros que mostraron un desempeño contractivo, aunque de menor magnitud, fueron la producción de pasta de celulosa y la fabricación de vehículos automotores. Entre las divisiones con incidencia positiva se destacaron la industria frigorífica, impulsada por una mayor demanda externa, la industria láctea y la elaboración de productos farmacéuticos.
Por último, la construcción fue otro de los sectores con incidencia negativa. La caída de la actividad se explicó por una menor inversión en otras construcciones, como obras de vialidad y líneas de energía eléctrica, que no logró ser compensada por el mayor dinamismo en la construcción de edificios.
Desde la demanda
Desde el enfoque del gasto, la economía uruguaya mostró una mejora de la demanda interna, impulsada por el aumento del consumo de los hogares.
En cuanto al sector externo, las exportaciones crecieron a un ritmo mayor que las importaciones, lo que se tradujo en un incremento de la demanda externa neta en la comparación interanual.
Expectativas
El escenario internacional continúa siendo complejo y los riesgos no terminan de disiparse. Las tensiones geopolíticas persisten y la tendencia proteccionista en algunas economías relevantes sigue afectando el comercio global. En este contexto, las proyecciones para Uruguay son cautelosas y apuntan a un crecimiento más moderado en los próximos años.
Según la Encuesta de Expectativas del Banco Central del Uruguay (BCU), los analistas prevén que el PIB crezca 2,3% en 2025 y 2% en 2026. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un crecimiento de 2,5% y 2,4% para esos años, respectivamente. El Banco Mundial, en tanto, estima una expansión de 2,3% en 2025 y 2,2% en 2026.
PIB de Uruguay, variación anual y proyecciones

Nota (E): datos estimados en la Encuesta de Expectativas Económicas del BCU - noviembre de 2025.
Fuente: elaboración propia en base a datos del BCU.
(*) Economista, integrante del departamento de Consultoría de CARLE & ANDRIOLI, firma miembro independiente de GGI Global Alliance