-Culminado el primer año de este gobierno sin mayorías propias a nivel parlamentario, ¿Cabildo Abierto (CA) se presenta como un aliado en la Cámara de Diputados de cara a los próximos años?
-CA es una de las tres oposiciones que tiene la Cámara de Diputados hoy. Y es importante poder caracterizar que en Uruguay no existe una oposición homogénea, sino que, con el devenir del tiempo, en estos meses de gestión, hemos notado que hay perfiles distintos en el conjunto de partidos que conforman la Coalición Republicana. Todos los partidos políticos han votado con el Frente Amplio (FA) en este año y lo han hecho en leyes relevantes, pero fundamentalmente en el presupuesto quinquenal, que es la principal herramienta de gestión que tiene cualquier administración. Por lo tanto, no creo que haya una preferencia del FA hacia ninguna de las oposiciones y no hay alianzas permanentes. Hay, en todo caso, la apertura republicana del gobierno nacional para poder escuchar y recibir planteos de todos lados, siempre y cuando no desdibujen el corazón de la propuesta política, que fue lo que la gente respaldó masivamente en las urnas.
-¿Le resultó cómodo el intercambio con la oposición en Diputados, más allá del ruido mediático y típico del juego político?
-No. Fue tenso y muy estresante. Fueron días de debate muy áspero, específicamente en el intercambio presupuestal en Comisión y en el plenario, donde los partidos políticos, si bien hicieron lugar a lo que nosotros llamamos tender la mano y contribuir para que el gobierno no se quedara sin presupuesto genuino, también se plantaron muy firmes en algunas temáticas que entendían que no debían prosperar. Y nosotros lo respetamos porque son parte de las reglas de juego. Ellos fueron elegidos para oponerse al gobierno del FA y lo han hecho como les sale. Sin embargo, he escuchado análisis de distintos politólogos que han hablado de la virulencia de algunos partidos hacia el gobierno, una embestida que no tiene antecedentes, porque terminamos el año con cinco interpelaciones cuando el promedio histórico son dos. Eso habla de una forma de reaccionar frente a las políticas del gobierno, que no ha sido tradicional en Uruguay y que, de alguna manera, no interpreta cabalmente cuáles son las necesidades de la gente. Tenemos una oposición que no interpreta a cabalidad lo que la gente necesita. Y por eso tenemos los resultados que tenemos.
-¿Considera que hubo una oposición exacerbada?
-En algunos temas sí.
-¿En cuáles?
-Hay perfiles opositores. Hay estilos de oposiciones que comenzaron cuando se discutió el tema de la Caja de Profesionales, mientras el Partido Nacional (PN) disputaba su conducción. Allí estaban Javier García y Álvaro Delgado disputando el liderazgo de su partido y parece que había una disputa por ver quién era más virulento para posicionarse como eventual presidenciable del directorio. Nosotros tenemos la obligación de poder conversar con todos, porque ese fue nuestro compromiso y es lo que Yamandú Orsi le imprimió a su gestión.
-Los temas en los que la oposición tuvo mayor virulencia, más allá del caso de Álvaro Danza y la compra de la estancia María Dolores, fueron aquellos donde el actual oficialismo modificó temas y proyectos de la gestión de Lacalle Pou, como el proyecto Neptuno y la compra de las patrulleras al astillero Cardama. ¿El FA como oposición no reaccionaría de la misma forma si eso ocurre en el próximo período?
-Yo no puedo reflexionar sobre suposiciones. La pregunta que usted hace abona lo que yo planteaba sobre que la oposición no interpreta lo que la gente siente. Los problemas de la gente no pasan por María Dolores o la situación de Álvaro Danza o por interpelar a los miembros de la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep). Los problemas de la gente siguen siendo los mismos desde hace algunos meses y tienen que ver con la inseguridad, el acceso al trabajo y con que abran la puerta de su heladera y que esté llena. Y ellos están muy concentrados en defender el proceso de negociación por la compra de dos patrulleras a Cardama, con un contrato que tiene visos de presunto fraude y por eso el Ejecutivo hizo la denuncia en Fiscalía. Están más preocupados por ellos que por los problemas que tiene la gente.
-¿El FA se atrincheró en determinadas decisiones, como en el caso Danza, para no asumir una derrota política?
-La autocrítica es un valor de la izquierda, pero, en este caso, no había ningún elemento de juicio para que Danza abandonara sus actividades en el sector privado. Tal vez se debería haber calibrado mejor el tiempo en el que Danza presentó su renuncia.
-Entiende que debería haber renunciado antes.
-No. Digo que, tal vez y con el diario del lunes, se podría haber calibrado mejor el tiempo en el cual se toma la decisión. Pero, cuando no hay ningún elemento sobre la mesa, que de alguna manera te obligue a dar un paso al costado, es natural que el gobierno respalde la posición jurídica que sostiene al jerarca de turno, en este caso Álvaro Danza. Además, estas cosas son grandes cortinas de humo. Nadie habla de la realidad de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) hoy, que en 10 meses se ha transformado. Eso es lo que a nosotros realmente nos importa. ¿Qué se esconde detrás de esta embestida al presidente de ASSE? ¿Qué se esconde?
-¿Se refiere a la situación del expresidente Leonardo Cipriani?
-Tal vez sí. Cipriani iba a ser candidato, venía en ascenso y de un día para el otro queda sin candidatura a la Intendencia de Canelones. Nunca escuché por qué. Sí se escuchó que abandonaba la candidatura para vincularse nuevamente al sector privado, cuando la Constitución se lo permitiera. Pero es medio raro, porque generaba unanimidades en el PN para el departamento de Canelones.
-El FA en el período anterior, cuando fue oposición, fue muy crítico con la reforma de seguridad social y la de educación, además de la Ley de Urgente Consideración (LUC). Hoy, al frente del gobierno, no ha presentado cambios significativos en estos tres ítems, como se podía esperar viendo su postura durante los últimos cinco años. ¿Cómo se explica esto?
-En que hay mucha ansiedad, porque van nueve meses de un gobierno que aún no tiene presupuesto propio y que empezará a ejecutar su presupuesto el 1º de enero. Allí se empezará a ver las patas a la sota. Y también hay otras realidades que hay que poner sobre la mesa. Asumimos con un alto nivel de déficit, un alto nivel de gasto y de endeudamiento, además de dificultades sociales. Es un gobierno que, con este escenario coyuntural, atendió con la misma responsabilidad las cuentas públicas y la emergencia social. Hubo que multiplicar la cantidad de comedores, porque si los gurises no están bien alimentados, es difícil que aprendan y se superen. Me parece que se debe tener en cuenta que la multiplicación de las becas Butiá en cantidad y monto es la inversión en adolescencia más grande en la historia del Uruguay contemporáneo. Eso es parte de lo que nosotros denominamos la revolución de las cosas simples.
-¿Y con la seguridad social?
-Hicimos lo que el gobierno anterior no hizo, que fue tratar de ampliar un diálogo e involucrar a todos aquellos actores que tengan necesidad de dar su opinión y de ampliar, de alguna manera, el objeto de la discusión, y llevarlo a otras aristas de las políticas sociales. Considero que ha sido un trabajo capilar, que será un producto que va a ser analizado por el Parlamento.
-Si el PIT-CNT no proponía el plebiscito para reformar la seguridad social, que fue apoyado por distintos sectores del FA, ¿el Diálogo Social se impulsaba igual?
-Yo no reflexiono a partir de supuestos que no han existido. No puedo suponer cosas que no sucedieron.
-¿Pero el PIT-CNT no puso en un compromiso al FA con esa propuesta?
-El PIT-CNT tiene toda la libertad y las credenciales para hacer lo que le parezca y el FA también. Uno tiene que poder ver que el campo popular tiene muchas coincidencias y divergencias de carácter estratégico y táctico. No me gusta reflexionar a partir de supuestos que no sucedieron. Sí sé que el gobierno lidera un diálogo social, que tendrá un resultado y que ese resultado va a ser analizado por el Parlamento.
“Es una discusión que el FA debe dar, pero el gobierno nacional ha elegido otro camino”
¿Qué pasa con la discusión a la sobretasa al 1% dentro del FA?
-Es una discusión que el FA debe dar, pero el gobierno nacional ha elegido otro camino. Yo, desde ese punto de vista, comparto la visión de que hay que saber separar el trabajo del gobierno y de la fuerza política. No es lo mismo y son dos cosas absolutamente diferentes.
-¿Está de acuerdo con la propuesta?
-Mi sector no lo ha discutido todavía y la bancada de diputados del FA tampoco. Yo estoy en la línea del planteo que hizo el gobierno nacional gravando el capital rentista y especulativo, porque me parece que es la transformación más relevante que se ha hecho sobre el sistema tributario en los últimos años. Y me parece que es una medida de izquierda, con un alto impacto social.